Intentaré explicárselo
en un folio. El concepto de “motivación” vino a sustituir hace muchos años al
de “voluntad”. Citaré las razones que aducen para ello dos conocidos expertos:
C. N. Cofer dice que las teorías de la motivación representaron un gran paso
porque permitieron que se adoptara un punto de vista determinista para explicar
la conducta, “cosa que antes de atribuía a factores tales como el alma o el
libre albedrío” (“Psicología de la motivación”, Trillas, pág. 23). John Marshall
Revé, en su obra “Motivación y emoción”, admite que la voluntad dejó su lugar a
la motivación porque ésta implica un sistema determinista que puede ser
científicamente estudiado. Lo que me recuerda la historia de aquel borracho que
perdió una moneda en la oscuridad de un callejón, pero fue a buscarla debajo de
un farol porque allí había más luz. Sustituir la voluntad por un sistema
determinista para así poder estudiar científicamente el comportamiento también
me parece un buen chiste.
Albert Ellis, un famoso
psicoterapeuta, y sus colaboradores, acaban de hacer un descubrimiento
sensacional: “Tenemos que decir a nuestros pacientes que las cosas pueden
hacerse aunque uno no tenga ganas de hacerlas” (“Manual de terapia
racional-emotiva”, DDB). Deliciosa ingenuidad, y dramático hecho que muestra
hasta qué punto la concepción determinista nos ha contaminado. Los padres se
quejan de que sus hijos no estudian porque no están motivados, lo que les
parece justificación suficiente. También la prensa explica que un equipo ha
perdido el partido porque no estaba motivado. ¿No se le ocurre a nadie pensar
que el deber de ganarse decentemente el sueldo bastaba? No.
La concepción
determinista de la conducta está empapando nuestros modos cotidianos de
comportarnos, las relaciones familiares, laborales o económicas, y también los
métodos de educación moral y de prevención de las drogodependencias. Terminaré
con una cita de R. Harre, otro psicólogo: “La psicología actual aleja de la
responsabilidad”. Cuando reclamo un concepto ético de inteligencia, más allá de
la psicología, sé lo que digo.
José Antonio
Marina, ABC Cultural, 2.V.97
EJERCICIOS:
1. Enuncia la tesis que mantiene J. A.
Marina en este texto. (Recuerda que la tesis es una frase enunciativa en la que
el autor hace la afirmación principal, que indica su posición frente a la
cuestión planteada, y que no debe confundirse con el tema ni con el problema.
Dicha tesis puede entrecomillarse a partir de texto o puede elaborarla el
alumno, pero no debe hacer decir al autor lo que éste no dice)
2. Busca las definiciones de “motivación” y
de “voluntad”. ¿Hay diferencias entre ellas?
3. ¿Cuáles son las razones por las que el
concepto de “motivación” sustituyó al de “voluntad” (puedes hacer un resumen de
ellas)?
4. Cuando hablamos de motivación se
distingue entre motivación extrínseca e intrínseca. Define ambas y pon un
ejemplo de cada una. Indica también una definición y ejemplo de motivación
mixta, que no sean en ningún caso los del libro.
Prodecencia de la imagen:
https://www.becas-santander.com/es/blog/motivacion-intrinseca-y-extrinseca.html
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