Ayer terminé la entrada haciendo referencia a
la extensión. Me gusta el formato blog mucho más que el formato Twitter
precisamente por eso. Con 280 caracteres (hace poco 140) no se puede decir nada
que tenga un mínimo de consistencia, un desarrollo medianamente razonable. Por
el contrario, el blog permite extensión y frecuencia a gusto del autor y del
tema a tratar.
Seguramente por eso el formato blog no pasa
por sus mejores momentos, al contrario que la red del pajarito, que está en su
esplendor en estos instantes. Pero, insisto, 280 caracteres. No se puede desarrollar
nada a no ser que hagamos un hilo (lo
que ya es un blog; de hecho Twitter es un microblog). De este modo, nos
acostumbramos a consumir píldoras de pensamiento, instantes, flashes. Una vez
nuestra dieta es esta, cualquier otra cosa nos parece indigesta, se nos hace bola. De modo que, en una
retroalimentación fácil de entender, leemos textos de poca extensión y eso nos
hace muy difícil abarcar textos más largos, pero como no leemos textos largos,
nos refugiamos en textos cortos.
La filosofía a algunos les da miedo. Piensan
en Kant, en Hegel, en Tomás de Aquino…, grandes hacedores de monumentales
obras, por su importancia y por su extensión. Casi todos acaban refugiándose en
libros más accesibles. Ay, lo malo es que muchos de ellas no son filosofía,
sino sucedáneos, es decir, autoayuda. Y de la mala. No ayuda el hecho de que en
las librerías se ponen una al lado de la otra. Veamos: ¿Crítica de la razón pura o
Cómo ser feliz sin sufrir? Es más, mucha de esta autoayuda no hace otra
cosa que enmascarar la realidad; bajo la excusa de la resiliencia (DRAE: “Capacidad de adaptación de un ser
vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos”), hace al
ser humano bovino y sumiso ante una realidad a la que no hay que acostumbrarse,
sino cambiarla. En ese sentido, la filosofía no puede ser un mensaje de
acomodación, sino de transformación.
Pero si el personal quiere huir de textos de largo aliento, aunque mantengan la intensidad y la seriedad, el maestro es Nietzsche. Debido a su lamentable estado de salud, los médicos le prohibieron que leyese y escribiese mucho tiempo, así que Nietzsche, jubilado prematuramente por la universidad de Basilea, se convirtió en un viajante por Europa, a la búsqueda de una salud que no tenía ni iba a recobrar. En sus largos paseos escribía en papeles pensamientos cortos que distribuía por sus bolsillos. De este tiempo se conservan textos de una fuerza arrolladora, pero escritos en parágrafos o aforismos. El peligro de ellos es que todo se quede en una especie de eslogan vacío de intensidad. No era esto lo que proponía Nietzsche, que decía que el hombre moderno debe renunciar a serlo y ser vaca, es decir, rumiar. Me pregunto qué diría en tiempos de Twitter… A lo mejor era uno de estos líderes de opinión, un influencer, un creador de pensamiento a través de las redes. Que los hay, no todo es banalidad e insultos.
El mundo del cine se ha acercado a Nietzsche
en alguna ocasión. Vi hace años la película Más
allá del bien y del mal (Liliana Cavani, 1977), centrada muy especialmente
en las relaciones amorosas entre el filósofo alemán, Lou Andreas Salomé y Paul Reé.
Poca filosofía y cierto morbo, necesitaba más desarrollo y menos licencias
biográficas. También se rodó, basada en un libro de Irvin D. Yalom, El día que Nietzsche lloró, una película
homónima (Pinchas Perry, 2007), que no he visto, aunque sí he leído el libro.
El tema es muy sugerente: narra el encuentro entre el psicoanalista Joseph
Breuer y Nietzsche a instancias de Lou Andreas Salomé. Parece que tal encuentro
no tuvo lugar, pero las conversaciones entre ambos son más que sustanciosas, no
olvidemos que Breuer fue amigo de Freud e influyó mucho en él, especialmente en
el método catártico y en el tratamiento de la histeria. Nietzsche y Freud
comparten muchos temas, muy especialmente el de la culpa. En su Autobiografía, Freud hace referencias al
filósofo, pero niega la influencia. El libro puedo recomendarlo, así como
muchas novelas del autor de temática filosófica (he leído con sumo placer La cura Schopenhauer y El enigma
Spinoza).
Recientemente se ha rodado una película sobre
la mujer que tanta influencia tuvo en la vida de Nietzsche: Lou Andreas Salomé (Cordula
Kablitz-Post, 2016). La vi hace un par de años y la decepción fue total. Estoy
leyendo críticas que por una vez coinciden con mi impresión: convencional, sin
pulso, superficial, desaprovechada… Seguramente fue una mujer extraordinaria,
epicentro de la cultura europea a finales del siglo XIX y principios del XX; se
relacionó con Nietzsche, con Freud, con Reé, con Rilke… Tiene una amplia
bibliografía que es casi desconocida. Merecía más, desde luego.
Muy recomendables ambas. Recomiendo verlas en
versión original con subtítulos. Hace muchos años, en uno de esos grupos de 2º
de Bachillerato, que el azar nos regala de vez en cuando a los profesores, hablé
de esa película, que había ido a ver a Madrid. Por supuesto, silencio, mejor
que hable de la película a que siga con las categorías kantianas… Dos meses
después, en una de mis excursiones a la capital me encontré con una pareja de
ese grupo. Me dijeron que habían venido a Madrid a ver la película y en versión
original. No sé por qué no les di un abrazo allí mismo, no todo cae en saco
roto, como a veces creemos. Aquella semilla sí prendió.
Sobre Eichmann también se ha rodado mucho.
Recomiendo The Eichmann show (Paul
Andrew William, 2015), un relato del juicio, el primer juicio televisado,
concretamente a 37 países.
Más biopics sobre filósofos: El joven Karl Marx (Raoul Peck, 2017).
Pasó sin pena ni gloria por los cines, en muchísimas ciudades ni siquiera se
estrenó. Como su título indica, se centra en la juventud de Marx, en las
circunstancias históricas y personales que le llevan a su pensamiento de
transformación social. Termina cuando Marx, ya no tan joven, se decide a
escribir El capital, su obra magna y
base de muchas otras filosofías de transformación sociopolítica del siglo XX.
Desde luego, también la base de muchos movimientos políticos revolucionarios
que, por cierto, desconocían casi totalmente la obra de Marx. Pero eso es otra
historia.
Película
Más allá del bien y del mal (Youtube
indica que “Este vídeo puede ser inadecuado para algunos usuarios"):
Película El día
que Nietzsche lloró:
Película Hannah Arendt (en español latino):
Información
sobre Hannah Arendt:
Procedencia de las imágenes:
https://es.wikipedia.org/wiki/Friedrich_Nietzsche
https://www.filmaffinity.com/es/film605921.html
https://www.filmaffinity.com/es/film183601.html
http://www.sensacine.com/peliculas/pelicula-235590/fotos/detalle/?cmediafile=21469489
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