viernes, 3 de julio de 2020

Diario de un profesor peliculero (21): de los creadores y de los que parasitan a los creadores


Heterodoxos. El último día terminaba con esas palabras. Guillermo de Barskerville, es decir, Guillermo de Ockham, fue un heterodoxo. Repaso la historia de la filosofía y todos lo fueron en mayor o menor medida. Repaso la historia del arte y lo mismo. Y así en todas las áreas de conocimiento. En realidad, lo que estudiamos en clase cuando hacemos historia de algo no es a los buenos (que también), sino a los originales, a los que han cambiado el curso de la historia de esa materia.

Profesores de filosofía hay muchos, pero Sócrates solo uno. Y Kant, Hume, Aquino, Platón…

Físicos hay muchos y excelentes, pero sólo un Newton, un Einstein, un Bohr, un Galileo…

Vamos al cine y, sin saberlo, estamos leyendo un discurso con un lenguaje que hemos aprendido por impregnación, a base de ver muchas películas. Ese lenguaje cinematográfico es estudiable y ha sido codificado a lo largo del siglo y poco que llevamos. Lo han establecido con sus atrevimientos, sus aportaciones originales, los hermanos Lumière, Georges Méliès, Einsenstein, Hitchcock, D. W. Griffitth, Orson Welles…

Actualmente se impone un tipo de cine de planos más cortos, acción más rápida, ausencia casi total de planos-secuencia. Pero pocas novedades. Más bien lo que se hace es tirar de historia, aprovechar los atrevimientos de los originales -los creadores- para construir nuevas historias. De hecho, en no pocas ocasiones se utiliza sin rubor (a veces homenaje, otras plagio) lo que otros han hecho para beneficio propio. Estoy recordando dos casos, uno de ellos un remake innecesario, pero en colorines, y el otro un homenaje en toda regla.

Una joven secretaria, tras cometer un robo, se marcha de la ciudad y conduce durante horas, parando para descansar en un pequeño motel de carretera regentado por un joven llamado Norman. Todo parece n... Posters Peliculas, Peliculas Clasicas, Peliculas Cine, Super Pelicula, Películas Clásicas De Terror, Títulos De Películas, Cine De Culto, Películas Antiguas, Cine FantasticoVeamos el primero. En 1960 Alfred Hitchcok estrenó Psicosis. Se jugó su dinero, nadie quería apoyar un proyecto de rentabilidad dudosa: en blanco y negro, con una estrella hollywoodense que es liquidada en el primer tercio de la película… ¡Incluso enfocando una taza de wáter, gran novedad! Pero Psicosis es un clásico, una de esas películas imprescindibles que ves una y otra vez, temblando siempre en la escena de la ducha, estremeciéndote en la secuencia final, que conoces de memoria. Pues parece que no bastaba con eso, así que en 1998 Gus Van Sandt filmó una recreación, en mi opinión absolutamente innecesaria de la película original. No obstante, algunos consideran que no es propiamente un remake, sino una versión pop. Bueno, que cada cual juzgue. Creo que los clásicos están para usarlos, incluso para versionarlos, actualizarlos, para discutir con ellos, pero cuando uno siente que no han hecho más que colorearlos o desvirtuarlos, es decir, cuando nada aporta una nueva entrega de lo mismo, entonces mejor no hacer nada. Que cada cual juzgue. Ahí va un enlace que compara los planos de ambas películas:

https://www.youtube.com/watch?v=oXJUfM4elPI

Un homenaje, a mi juicio, es otra cosa. Veamos un ejemplo.  Una  de las secuencias más célebres de la historia del cine es la que se rodó en la escalera de Odesa para la película El acorazado Potemkin (Serguéi Einsenstein, 1925). Versiones de esa escena se han rodado hasta la saciedad, incluso en todo de parodia, como en Agárralo como puedas 33 1/3 (Peter Segal, 1994) o Brazil (Terry Gillian, 1985). Sin duda, la más célebre -no la única- es la que tiene lugar, en versión policiaca, en Los intocables de Eliot Ness (Brian de Palma, 1987). En el siguiente enlace se puede ver algunas de ellas, desde luego la de Brian de Palma:

https://www.youtube.com/watch?v=m5XppJHMCMQ


El acorazado Potemkin (1925) - Filmaffinity
Hace pocos días, TVE cerró la serie El ministerio del tiempo con una escena homenaje a Los intocables de Eliot Ness y, por lo tanto homenaje remoto a El acorazado Potemkin. En Los intocables…, era Andy García el que detenía el cochecito del bebé. En El ministerio… era el actor Hugo Silva, que en la ficción interpreta a Pacino, es decir, a Al Pacino, actor que comparte reparto con Andy García en la última entrega de El Padrino (El padrino III,  Francis Ford Coppola, 1990).

Porque una cosa, estudiantes, es el homenaje, y otra muy distinta el plagio. Aprovecho esto para recordarlo. Tenéis muchos de vosotros la fea costumbre de piratear sin rubor, de copiar con puntos, comas y tildes de la primera página que encontráis en internet. Que no. Aquí hay dos cosas mal: en primer lugar, la pereza, lo que aparece primero no siempre es lo mejor; en segundo lugar, la ingenuidad de creer que el profesor no se va a dar cuenta. No somos tan estúpidos, hasta para la transgresión de las normas hay que actual con inteligencia. Mirad, como en el cine: para ser grande hay que aprender de los grandes, hay que subirse a hombros de gigantes, como se suele decir atribuyendo esto (ignoro su autenticidad) a Newton. Hay que aprender de ellos, imitar, ir paso a paso, asumir la tradición. No se puede estar de vuelta sin haber ido antes. Dicen que Picasso o Miró pintaban como niños. Ya, la verdad es que cuando eran niños ya sabían pintar como Rubens o como Velázquez. Llegó un momento en que Picasso quería pintar como Picasso. Pero hacer algo sin aprender antes es construir un soufflé, es decir, algo inflado, que dentro aire, sobre todo aire.

Pasa en cine, veo muchas películas que no tienen nada, son cine kleenex, prescindible una vez usado, eso sí, con muchas explosiones, tiros y efectos especiales. Hay en el mundo (también en España) muchos directores que manejan muy bien sus recursos técnicos, pero que necesitan tener algo que contar. En su vanidad, ellos se lo hacen todo, es el cine Juan Palomo, yo me lo guiso y yo me lo como. No, primero hay que leer mucho, escribir buenos guiones o encargarlos a un buen guionista y después a rodar. Esos directores hacen unas películas no para adolescentes, sino para adolescentes de mollera plana. Bueno, será su público, todo el mundo tiene que comer, pero esto es un blog sobre cine y filosofía, no sobre cine palomitero y sorbedor. Así que permitidme que pida algo más.

Que pida, como decía antes, que no copiéis, que es mejor un ejercicio original, aunque no perfecto, que uno perfecto que es de otro. Esto es el plagio. A veces cuela, pero no sirve. Haced como esos directores: primero aprender, subirse a hombros de gigantes, leer fuentes fiables, incluso citar (¡con referencia completa, con comillas, con autor!) y después pensar sobre ello. La filosofía tiene multitud de campos que hay que estudiar, libros que hay que leer. Lo siento, es cansado y lento, no tengo vocación harrypotteriana, no hay magia ni varitas ni atajos: hay que tomarse el tiempo de aprender. Con el cine ocurre lo mismo. Podemos pasar unas horas viendo películas y serie técnicamente impecables, pero sin chicha, tan huecas como el acerbo cultural de sus autores. Naturalmente, el que sólo se alimenta de comida basura acaba por creer que eso es comida y que está rica. Lo mismo ocurre con series, programas de televisión, libros, conversaciones, personas… Hay atajos, claro, pero no llevan al mismo sitio. La autoayuda (que, en general, ayuda poco) no es filosofía, aunque en las grandes superficies aparezca al lado, Paulo Coelho no es Kant y Dan Brown no es Cervantes. Eso sí, son más digeribles, más rápidos. Nada que decir a aquellos que quieren alimentarse de aire con bonitos envoltorios. Pero quien quiera aspirar a algo más tiene que hacer un esfuerzo. Que vale la pena, este tipo de libros y películas no nos dejan indiferentes, hay un antes y un después, nos cambian, qué duda cabe. La banalidad a tiempo completo es una tentación alimentada todos los días desde distintos lugares. Pero la escuela, el instituto en este caso, tiene otra función. El ignorante -o sea, todos en casi todo- es aquel que no sabe. Pero el idiota es aquel que se regodea en su ignorancia hasta convertirse en un militante del no saber: está orgulloso de serlo y, lo que es peor, pretende que sus ramplonas opiniones acerca de lo que sea valgan lo  mismo que los años de estudio de un especialista. El Diccionario de la lengua española, en una de sus acepciones lo define así: “Engreído sin fundamento para ello”. No necesito explicar lo que han colaborado en esto las redes sociales con la universalización de las tonterías y barbaridades de barra de bar.

Concluyo, estudiantes. Hay que leer, aprender, imitar a los que saben. En la materia que sea. Nunca copiar, nunca atribuirnos lo que no hemos hecho. Y después comenzar a construir nuestra obra sobre esos cimientos sólidos, sea cinematográfica, sea filosófica, sea literaria o científica. Y ahí se hacen homenajes: explícitos y agradecidos. Porque seguimos a hombros de gigantes y debemos prohibirnos la perezosa mediocridad.


Didáctica entrada en la Wikipedia sobre el lenguaje cinematográfico:

Interesante libro: El lenguaje cinematográfico, de Alexis Racionero:

Artículo que reivindica el remake que hizo Gus Van Sandt de Psicosis:

Homenajes cinematográficos en el último capítulo de El ministerio del tiempo:

Enlace a la película El acorazado Potemkin:
https://www.youtube.com/watch?v=u13TMl9pnZA



Procedencia de las imágenes:
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/l/lumiere.htm
https://www.pinterest.es/pin/319966748507720426/
https://www.filmaffinity.com/es/film961390.html

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