domingo, 7 de junio de 2020

Diario de un profesor peliculero (2): del Día D, Primo Levi y la culpa


La tregua (1997) - FilmaffinityAyer fue el día D. Para los más jóvenes: el desembarco de Normandía. No soy un entendido en cuestiones bélicas y sé de historia lo que casi todo el mundo: poco. Ayer recordé un viaje, allá por agosto de 2016, que recorrió alguna de las playas en las que se produjo el desembarco aliado. Yo, que tengo más cultura cinematográfica que de otro tipo, recordé algunas de las películas que he visto al respecto. Sobre todas ellas, destacan los primeros minutos de Salvar al soldado Ryan (Steven Spielberg, 1998), estremecedores, como si estuvieras allí. El resto de la película está bien, pero tras esos minutos es imposible que el ritmo no decaiga. Paseamos largamente por la playa Gold hasta que se hizo de noche: se conservan restos del desembarco. Al día siguiente fuimos al Cementerio americano.

Hoy he visto La tregua (Franceso Rosi, 1997), que narra muy libremente el segundo texto de la llamada Trilogía de Auschwitz, y que sigue a Si esto es un hombre y antecede a Los hundidos y los salvados. El  primero de ellos es uno de esos que utilizamos en 1º de Bachillerato; os advierto siempre de que os va a impresionar, pero no porque sea una crónica de horrores (lo morboso despierta curiosidad, demasiada), sino porque es uno de los mejores tratados de la naturaleza humana que he leído. Supongo que casi todo el mundo conoce la historia: un joven químico italiano, partisano de origen judío, es capturado y entregado a las tropas alemanas, que lo envían a Auschwitz. Su estancia de algunos meses allí constituye el primero de los libros, que escribió inmediatamente a su regreso a Turín, entre diciembre de 1945 y enero de 1947.  Quince años después escribió La tregua, que fue llevada al cine medio siglo más tarde.

Veo la película y me gusta y no. Me explico. El actor, John Turturro está extraordinario, siempre lo está. Te lo crees desde la primera escena a la última. Sin embargo, algo que rechina es el aspecto que presentan los prisioneros supervivientes e incluso la limpieza absoluta que presentan las gafas del prisionero y que ya quisiera para mí. Me gusta pero le hago algunas objeciones. En primer lugar, se ajusta poco al libro, que muestra las peripecias de Levi y sus compañeros a su regreso por Europa central. Esto apenas ocupa unos minutos en la película de Rosi, al final, aun cuando es el eje del libro. Sin embargo, se recrea mucho en su estancia en Ucrania, en un tiempo de nadie, a la espera del retorno. Podría haber materia cinematográfica, pero creo que se desaprovecha y ahonda poco en los personajes, incluso en ese personaje, una mujer con la que parece que tiene una relación Levi, una mujer a la que defiende por su colaboracionismo horizontal, algo que vemos también en otras películas, en algunas de refilón (Casablanca, Michael Curtiz, 1942) y en otras como tema central (La lista negra, Paul Verhoeven, 2006). Pero esa historia lateral, como otras, es abandonada antes de ser desarrollada.

Hay al final de la película una escena significativa, aunque no sé si muy realista, que remite a una cuestión filosófica, religiosa y sociopolítica: el perdón. Veamos: los prisioneros regresan a casa y hacen un alto en Munich, cuna del nazismo. Allí ven a unos soldados alemanes, seguramente prisioneros ya, obligados a trabajar en la reparación de las vías. Levi baja del tren se acerca a ellos y se detiene, uno de ellos se yergue orgulloso ante él  y entonces Levi mueve hacia un lado su prenda de abrigo y podemos ver el traje de prisionero y allí su triángulo amarillo y rojo y su número: 147517 (por cierto, lo único que hay en su tumba: ese número). El soldado nazi se arrodilla y agacha la cabeza. Está reconociendo su error genocida, pidiendo un perdón imposible.

El asunto del perdón remite a otro problema: el de la culpa. ¿Quién fue culpable? ¿Alemania? ¿El pueblo alemán como totalidad? ¿Los nazis? ¿Los que callaron cuando pudieron hablar? ¿Los que callaron porque hablar les hubiera costado caro? No es lo mismo una culpa individual, generada por un acto igualmente individual, más o menos libre, que genera un daño en alguien, que una culpa colectiva. A veces se acusa a pueblos enteros, a países, incluso a culturas transestatales, de culpas pretéritas: a España por la conquista/descubrimiento de América, a toda Europa por el colonialismo de los siglos XIX y XX, al hombre blanco por el racismo histórico, a los varones por el patriarcado, etc.

Es difícil determinar cuánta razón hay en cada caso. Lo que me interesa aquí es que un país, Alemania, desarrolló este sentimiento de culpa a lo largo de al menos dos generaciones. Recuerdo la primea vez que fui a Alemania (ya unificada, en 1993), tuvimos que atravesar un cementerio y vi en un rincón suciedad y maleza, abandono. Pregunté y me dijeron que es que allí estaban enterrados los soldados de la Segunda Guerra Mundial. Unos años antes, una amiga de la RFA, me dijo que ellos sí sentían que no eran iguales a los demás países, que la ruptura tenía sentido en su imposición porque ellos habían perdido la guerra.

El submarino (Das Boot) (1981) - FilmaffinityNo quiero analizar mucho esto porque tal vez solo tiene el valor individual, de testimonio. Pero en el caso del cine, veo que han hecho muy poco cine desde su punto de vista. Apenas El submarino (Wolfang Petersen, 1981) y Stalingrado (Joseph Vilsmaier, 1993). Hay que esperar al llamado nuevo cine alemán para que se atrevan a meter el puño en su terrible historia reciente. De esas películas destacaría El hundimiento (Oliver Hirschbiegel, 2004), en la que, al final, se aborda nuevamente el problema de la culpa, de la culpa individualizada, de los que pudieron saber y no quisieron saber, porque eso les hubiera obligado a un dilema terrible, los hubiera hecho afines al régimen (por lo tanto, moralmente culpables, al menos moralmente) o desafectos al régimen, enemigos del régimen, lo que les hubiera conducido a esos lugares tan ingratos: exilio, cárcel, campo de exterminio, muerte…

Estoy recordando que el premio Nobel de literatura Günter Grass publicó pocos años antes de su muerte sus memorias. En ellas revelaba que perteneció a las Waffen-SS con 17 años. El escándalo fue mayúsculo. De lo mismo se acusó al filósofo Karl-Otto Apel, a tantos…

Creo que iba a hablar de cine en esa serie de posts. Mañana me ceñiré algo más a esa exigencia.


Entrevista con Primo Levi:
https://www.youtube.com/watch?v=ypjbsI5Py-k


Otros materiales sobre Primo Levi (no todos en español):
https://www.youtube.com/watch?v=LyKwd4j9aWw
https://www.rtve.es/alacarta/videos/la-aventura-del-saber/aventura-del-saber-primo-levi/5391374/
https://www.youtube.com/watch?v=i-jDkOXlpi8
https://elpais.com/cultura/2015/12/30/actualidad/1451501559_671165.html
http://primolevicenter.org/primolevi/



Procedencia de las imágenes:
https://www.filmaffinity.com/es/film320679.html
https://www.filmaffinity.com/es/film247709.html

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