miércoles, 17 de junio de 2020

Diario de un profesor peliculero (11): de las pelis de profes


El club de los poetas muertos - Película 1989 - SensaCine.comA ver si termino ya con las películas sobre la GCE, que ya llevo un par de días de monotema. Y eso que no voy a meterme -¡de momento!- con dos muy recientes: La trinchera infinita  (Jon Garaño, Aitor Arregi, José Mari Goenaga, 2019) y Mientras dure la guerra (Alejandro Amenábar, 2019). La primera aborda el tema de los topos, personas que pasaron escondidas años, incluso decenios: de nuevo el tema del ser humano enfrentado a una situación extrema. La segunda se centra en los últimos meses de vida del contradictorio pensador Miguel de Unamuno y abordaría el tema de la responsabilidad de las personas públicas ante la sociedad, mucho más en situaciones límite. Merecen más que un párrafo. Por cierto, se hizo hace pocos años otra película sobre Unamuno, que pasó injustamente sin pena ni gloria, La isla del viento (Manuel Menchón, 2015). Otro día.

Ayer comenté una deliciosa película, La lengua de las mariposas. Como vimos, hay muchos temas involucrados en ella, pero si tuviera que resumir en pocas palabras de qué va, diría que explica para qué sirve un maestro.

Sí, ya sé, películas de profesores hay para aburrir. Casi todas francamente malas. Yo las dividiría en dos secciones: las bienintencionadas y las catastrofistas. O, de otro modo, las buenistas y las pandilleras. Al primer grupo pertenecen todas aquellas que parten de una visión idealizada de la cosa docente. Curiosamente, gran parte de ellas son francesas, parece que a nuestros vecinos del norte les importa mucho la educación, l’école de la République, como la llaman. Muchas de ellas parecen dirigidas por alguien que no ha pisado un centro de enseñanza en su vida. Conciben la educación de un modo angelical, como un instrumento para cambiar el mundo. Y lo es, claro, pero conviene tener ilusión sin ser un iluso: soñemos con los pies en el suelo. No obstante, casi todas acaban con el sistema imponiéndose a los que quieren cambiar las cosas; los que mandan no van a consentir semejante desmán, ¿qué es eso de poner en cuestión el statu quo? Nada, nada, de inmediato hay que introducir una disciplina rígida y  casi manu militari imponer el orden.

A esa categoría pertenece desde luego la celebérrima El club de los poetas muertos (Peter Weir, 1989), que suele gustar mucho a los estudiantes y bastante poco a los profesores. Cuando llega el profesor Keating al exclusivo colegio quiere cambiar los sistemas de enseñanza  hacer sentir a sus alumnos la literatura. No sabe dónde se metía. El sistema pudo con él y ya no hubo carpe diem ni “Oh, capitán, mi capitán”. La realidad ofrece la puerta de salida al benefactor incomprendido. Es una pena lo poco que se parecen los institutos -sobre todo los públicos- a la mayor parte de los establecimientos que salen en las películas.

Algo parecido le ocurre al bonachón subalterno de Los chicos del coro (Christophe Barratier, 2004), película que tiene como valor más estimable una banda sonora sensacional (al final hay una muestra). Esta vez el salvador de la educación es un antiguo profesor que se ve obligado a hacer tareas de conserje, pero que recupera a los estudiantes más díscolos y conflictivos a través de un coro. ¿Adivinan el final? El sistema le pasa por encima, todo vuelve a ser como antes y ahí está la puerta de salida para quien quiere cambiar las cosas.

La Clase [DVD]: Amazon.es: François Begaudeau, Cherif Bounaïdja ...Un pelín mejor, pero en absoluto merecedora del éxito que tuvo es la francesa La clase (Laurent Cantet, 2008),  a medio camino entre la ficción y el documental, pero tramposa y malintencionada hasta en el título original, Entre les murs, con una concepción de la educación como algo opresivo de lo que hay que liberarse. Los que nos dedicamos a eso sabemos -una vez más- que una clase no se parece a eso y que ninguno de los profesores tiene una clase, sino muchas clases.

Porque es muy curioso: en todas las películas aparece un profesor y un aula. No sé en qué emplean el resto del tiempo de su jornada laboral. No veo en ninguna de ellas las cinco asignaturas distintas, 200 alumnos y 12-14 grupos con los que me obsequian las leyes vigentes un año tras otro. Tal vez, si mi carga de trabajo consistiese en una sola clase con quince estudiantes y sin burocracia, como sale en las películas, pudiera hacer más. Aún más.

Algo mejor es la canadiense Profesor Lazhar (Philippe Falardeau, 2011), más próxima al suelo pedagógico, aunque tiene también un aire angelical y desperdicia una novedad: el profesor inmigrante, del que saca escaso provecho. Me gusta su realismo: el profesor hace lo que puede, no es un ser de luz imbuido de una misión trascendental, sino un tipo con problemas personales muy serios que, pese a ellos, hace lo que puede.
Tiene también provecho Una razón brillante (Ivan Attal, 2017), aunque se traslada a la universidad. Un profesor de Derecho humilla públicamente a una alumna por su condición de mujer y de inmigrante. La universidad le “sanciona” obligándole a prepararla para una competición de debates. La película tiene un punto de interés indudable: el respeto que hay que mostrar a cualquier persona, independientemente del color de su piel o de su procedencia. También incide en los diversos modos que existen de ser musulmán (podríamos decir que religioso en general). Y hay un tercero que a mí me interesa especialmente: los argumentos falaces que va enseñando el profesor a su estudiante, para descubrirlos… y para utilizarlos. Vale la pena.

Entre las catastrofistas y pandilleras podemos citar unas cuantas. Es un género especialmente querido en el mundo anglosajón, en el que no han hecho más que profundizar en el tema inaugurado con Rebelión en las aulas (James Clavell, 1967). Vista ahora parece candorosa, sobre todo si la comparamos con Mentes peligrosas (John N. Smith, 1995) o  El sustituto (Robert Mandel, 1996).

En mi modesta opinión, una de las mejores películas centradas en el tema de la educación es la francesa Hoy empieza todo (Bertrand Tavernier, 1999), desgarradora, realista, sincera.  Cuenta la historia de un colegio al norte de Francia, en una región devastada por el paro y por los problemas sociales. De las pocas que nos tocan el corazón a los que nos dedicamos a esto. No pocos hemos conocido problemas así, desamparo, abandono, falta de inversión y de medios. Por eso, invertir en la escuela pública no es gastar. Es la única oportunidad para muchos estudiantes, eso que se llama a menudo el ascensor social. Un puesto escolar es caro, desde luego. Y una cama de hospital, pagar pensiones, etc. Ahora la reflexión: ¿es caro comparado con qué?, ¿no será que decimos que lo es porque lo concebimos como un gasto y no como una inversión de futuro? A veces se repite esta frase que creo muy acertada: “Si la educación te parece cara, prueba con la ignorancia” (en Internet se le atribuye mayoritariamente a Einstein, pero no he podido verificar si es así, también aparecen otros supuestos autores; en todo caso, lo importante es lo que dice, no quien lo dijo).
Albert Camus”
Otro día hablaré de mi admirado Albert Camus, niño muy pobre, huérfano, sin ambiente cultural en su casa. Siguió estudiando gracias al empeño de su maestro, Monsieur Germain, y a las becas del estado francés. A los 44 años era Premio Nobel de Literatura, uno de los más jóvenes en obtenerlo. En una generación se había pasado del analfabetismo, la miseria y la ignorancia a la máxima distinción literaria. L’école de la Republique, naturalmente. Y el trabajo intenso de Albert Camus, esto no hay que olvidarlo nunca.

Dejo ex profeso otras que tienen un gran interés pero cuyo tema no es exactamente la educación, aunque puedan tener una gran cantidad de metraje dentro de las aulas. Hablo, por ejemplo, de la excelente La Ola (Dennis Gansel, 2008), Cadena de favores (Mimi Leder, 2000) o Entrenador Carter (Thomas Carter, 2005).  En poco tiempo les tocará.

Y prefiero no hablar mucho de las series de televisión, ahora no. Todos los profesores nos hemos encontrado personas que sostienen muy convencidos estar al tanto de lo que ocurre en los institutos porque han visto Al salir de clase (emitida por Tele 5 entre 1997 y 2002), Compañeros (Antena 3, 1998-2002) o el inefable Merlí (TV3-La Sexta, estrenada en 2015), lo que nos faltaba a los profesores de filosofía para que nos colgaran más sambenitos de los que ya tenemos… Mejor dejo esto. En todo caso, adjunto al final una serie de enlaces de películas sobre educación para quien desee ampliar.


Enlaces a páginas de internet sobre películas sobre educación:

Música de Los chicos del coro:
https://www.youtube.com/watch?v=YUN1s4VLQHg





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