En el tema relativo a la racionalidad del libro de texto no aparece el método científico. Sin embargo, es el criterio para decidir si algo tiene rigor, si puede llamarse propiamente conocimiento o si, por el contrario, forma parte de opiniones, creencia o pura charlatanería.
En Bachillerato solemos explicar el tema y trabajar un texto sobre la figura de Semmelweis. En cuanto lo leáis os daréis cuenta de su importancia: un médico al que tanto debemos, que debería tener una estatua en una plaza de cada una de las ciudades del mundo. Cuando nos dicen que nos lavemos las manos, que extrememos la higiene, es Semmelweis quien está detrás. Terminó mal, las sociedades suelen ser ingratas con los novedosos. Pero lo que este doctor proponía era elemental y podía haberse impuesto antes si se hubieran seguido los pasos del método científico.
El texto procede de una página de internet, que se cita abajo. Apenas está modificado. Se proponen unos ejercicios: los cuatro primeros para 4º ESO y los tres últimos para 2º de Bachillerato. Al ser una materia no estrictamente fiel al temario -aunque no un capricho del profesor-, se considerará voluntaria y de ampliación.
Pero, aunque no entreguéis los ejercicios, leed el texto.
Como simple ilustración de algunos aspectos
importantes de la investigación científica, parémonos a considerar
los trabajos de Semmelweis en relación con la fiebre puerperal. Ignaz
Semmelweis, un físico de origen húngaro, realizó esos trabajos entre
1844 y 1848 en el Hospital General de Viena.
Como miembro del equipo médico de la Primera
División de Maternidad del hospital, Semmelweis se sentía angustiado
al ver que una gran proporción de las mujeres que habían dado a luz
en esa división contraían una seria y con frecuencia fatal enfermedad
conocida como fiebre puerperal o fiebre de sobreparto. En 1844, hasta 260,
de un total de 3.157 madres de la División Primera -un 8,2 %- murieron de
esa enfermedad; en 1845, el índice de muertes era del 6,8 %, y en 1846,
del 11,4. Estas cifras eran sumamente alarmantes, porque en la adyacente
Segunda División de Maternidad del mismo hospital, en la que se hallaban
instaladas casi tantas mujeres como en la Primera, el porcentaje de
muertes por fiebre puerperal era mucho más bajo: 2,3, 2,0 y 2,7 en los
mismos años. En un libro que escribió más tarde sobre las causas y
la prevención de la fiebre puerperal, Semmelweis relata sus
esfuerzos por resolver este terrible rompecabezas.
Semmelweis empezó por examinar varias explicaciones
del fenómeno corrientes en la época; rechazó algunas que se
mostraban incompatibles con hechos bien establecidos; a otras las sometió
a contrastación. Una opinión ampliamente aceptada atribuía las olas
de fiebre puerperal a «influencias epidémicas» que se describían
vagamente como «cambios atmosférico-cósmicos-telúricos», que se
extendían por distritos enteros y producían la fiebre puerperal en mujeres
que se hallaban de sobreparto. Pero, ¿cómo -argüía Semmelweis-
podían esas influencias haber infestado durante años la División Primera
y haber respetado la Segunda? Y ¿cómo podía hacerse compatible
esta concepción con el hecho de que mientras la fiebre asolaba el
hospital, apenas se producía caso alguno en la ciudad de Viena o
sus alrededores. Una epidemia de verdad, como el cólera, no sería
tan selectiva.
Finalmente, Semmelweis señala que algunas de las
mujeres internadas en la División Primera que vivían lejos del hospital
se habían visto sorprendidas por los dolores de parto cuando iban
de camino, y habían dado a luz en la calle; sin embargo, a pesar de
estas condiciones adversas, el porcentaje de muertes por fiebre
puerperal entre estos casos de «parto callejero era más bajo que el de
la División Primera.
Según otra opinión, una causa de mortandad en la
División Primera era el hacinamiento. Pero Semmelweis señala que de hecho
el hacinamiento era mayor en la División Segunda, en parte
como consecuencia de los esfuerzos desesperados de las pacientes
para evitar que las ingresaran en la tristemente célebre División Primera.
Semmelweis descartó asimismo dos conjeturas
similares haciendo notar que no había diferencias entre las dos divisiones
en lo que se refería a la dieta y al cuidado general de las pacientes.
En 1848 una comisión designada para investigar el
asunto atribuyó la frecuencia de la enfermedad en la División Primera a
las lesiones producidas por los reconocimientos poco cuidadosos a
que sometían a las pacientes los estudiantes de medicina, todos los cuales
realizaban sus prácticas de obstetricia en esta división. Semmelweis
señala, para refutar esta opinión, que (a) las lesiones producidas
naturalmente en el proceso del parto son mucho mayores que las que pudiera
producir un examen poco cuidadoso; (b) las comadronas que recibían
enseñanzas en la División Segunda reconocían a sus pacientes de modo muy
análogo, sin por ello producir los mismos efectos; (c) cuando,
respondiendo al informe de la comisión, se redujo a la mitad el número de
estudiantes y se restringió al mínimo el reconocimiento de las mujeres por
parte de ellos, la mortalidad, después de un breve descenso, alcanzó sus
cotas más altas.
Se acudió a varias explicaciones psicológicas. Una de
ellas hacía notar que la División Primera estaba organizada de tal modo
que un sacerdote que portaba los últimos auxilios a una moribunda tenía
que pasar por cinco salas antes de llegar a la enfermería: se sostenía
que la aparición del sacerdote, precedido por un acólito que hacía sonar una
campanilla, producía un efecto terrorífico y debilitante en las pacientes
de las salas y las hacía así más propicias a contraer la fiebre puerperal.
En la División Segunda no se daba este factor adverso, porque el sacerdote
tenía acceso directo a la enfermería. Semmelweis decidió someter a prueba
esta suposición. Convenció al sacerdote de que debería dar un rodeo y
suprimir el toque de campanilla para conseguir que llegara a la habitación
de la enferma en silencio y sin ser observado. Pero la mortalidad no
decreció en la División Primera.
A Semmelweis se le ocurrió una nueva idea: las
mujeres, en la División Primera, yacían de espalda, en la Segunda, de
lado. Aunque esta circunstancia le parecía irrelevante, decidió,
aferrándose a un clavo ardiendo, probar a ver si la diferencia de posición
resultaba significativa. Hizo, pues, que las mujeres internadas en la
División Primera se acostaran de lado, pero, una vez más, la
mortalidad continuó.
Finalmente, en 1847, la casualidad dio a Semmelweis la
clave para la solución del problema. Un colega suyo, Kolletschka,
recibió una herida penetrante en un dedo, producida por el escalpelo de
un estudiante con el que estaba realizando una autopsia, y
murió después de una agonía durante la cual mostró los mismos
síntomas que Semmelweis había observado en las víctimas de la
fiebre puerperal. Aunque por esa época no se había descubierto todavía
el papel de los microorganismos en ese tipo de infecciones,
Semmelweis comprendió que la «materia cadavérica» que el escalpelo
del estudiante había introducido en la corriente sanguínea
de Kolletschka había sido la causa de la fatal enfermedad de su
colega, y las semejanzas entre el curso de la dolencia de Kolletschka y el
de las mujeres de su clínica llevó a Semmelweis a la conclusión de
que sus pacientes habían, muerto por un envenenamiento del mismo
tipo: los portadores de la materia infecciosa, porque él y su equipo
solían llegar a las salas inmediatamente después de realizar disecciones
en la sala de autopsias, y reconocían a las parturientas después
de haberse lavado las manos sólo de un modo superficial, de modo
que éstas conservaban a menudo un característico olor a suciedad.
Una vez más, Semmelweis puso a prueba esta
posibilidad. Argumentaba él que si la suposición fuera correcta, entonces
se podría prevenir la fiebre puerperal destruyendo químicamente
el material infeccioso adherido a las manos. Dictó, por tanto, una
orden por la que se exigía a todos los estudiantes de medicina que
se lavaran las manos con una solución de cal clorurada antes
de reconocer a ninguna enferma. La mortalidad puerperal comenzó
a decrecer, y en el año 1848 descendió hasta el 1,27% en la
División Primera, frente al 1,33 de la Segunda.
En apoyo de su idea, o, como también diremos, de su
hipótesis Semmelweis hace notar además que con ella se explica el hecho
de que la mortalidad en la División Segunda fuera mucho más baja:
en ésta las pacientes estaban atendidas por comadronas, en
cuya preparación no estaban incluidas las prácticas de anatomía
mediante la disección de cadáveres. La hipótesis explicaba también el
hecho de que la mortalidad fuera menor entre los casos de “parto
callejeros”: a las mujeres que llegaban con el niño en brazos casi nunca
se las sometía a reconocimiento después de su ingreso, y de este modo
tenían mayores posibilidades de escapar a la infección.
Asimismo, la hipótesis daba cuenta del hecho de que
todos los recién nacidos que habían contraído la fiebre puerperal fueran
hijos de madres que habían contraído la enfermedad durante el
parto; porque en ese caso la infección se le podía transmitir al niño
antes de su nacimiento, a través de la corriente sanguínea común de madre
e hijo, lo cual, en cambio, resultaba imposible cuando la madre estaba sana.
Posteriores experiencias clínicas llevaron pronto a
Semmelweis a ampliar su hipótesis. En una ocasión, por ejemplo, él y
sus colaboradores, después de haberse desinfectado cuidadosamente
las manos, examinaron primero a una parturienta aquejada de cáncer cervical
ulcerado; procedieron luego a examinar a otras doce mujeres de la misma
sala, después de un lavado rutinario, sin desinfectarse de nuevo. Once de
las doce pacientes murieron de fiebre puerperal. Semmelweis llegó a la
conclusión de que la fiebre puerperal podía ser producida no sólo por
materia cadavérica, sino también por “materia pútrida procedente de
organismos vivos”.
Ejercicios:
- ¿Cuál es el problema del que parte Semmelweis para plantear sus hipótesis?
- Define "hipótesis" y enuncia tres hipótesis planteadas por el doctor en el texto.
- ¿Cómo las probó? ¿Se verificaron o se falsaron? ¿Qué ocurre cuándo se verifica una hipótesis? ¿Y si se falsa?
- ¿Es una teoría un conjunto provisional de opiniones o más bien tiene otro estatus epistemológico?
- ¿Qué es el sesgo de confirmación? ¿Lo encuentras aquí?
- Se habla en el texto de hipótesis psicológicas. ¿Cuáles son y por qué se llaman así?
- ¿Por qué nos cuesta tanto abandonar nuestras creencias?
Tomado de esta página de internet (los ejercicios están
reelaborados):
http://campus.ort.edu.ar/articulo/516402/el-caso-semmelweis-y-sus-hipotesis-Procedencia de las imágenes:
https://www.wien.info/es/vienna-for/semmelweis
https://www.muyhistoria.es/contemporanea/articulo/ingac-semmelweis-el-primero-en-luchar-contra-las-infecciones-591448286492
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